
Expansión urbana en Alameda: ¿Un precio demasiado alto para la fauna y ecosistemas locales?
Este sábado fueron avistados una pareja de chigüiros en las afueras de un conjunto residencial. En el pasado, varias especies, como babillas e hicoteas, han sido reportados por la comunidad.
El reciente avistamiento de dos especies de chigüiro y otros animales de fauna silvestre, en el sector de Alameda del Río, prendió las alarmas de la comunidad, líderes ambientales y expertos en la materia sobre la acelerada expansión urbanística y poco sostenible que se está dando en esta zona de Barranquilla.
Los animales, también conocidos como capibara o ponche, considerados los roedores más grandes en el mundo, se vieron merodeando las instalaciones del conjunto Amazilia, ubicado en cercanías de un arroyo y un predio destinado para la construcción de un proyecto inmobiliario, en donde -según habitantes del sector y defensores ambientales- existía un humedal.
Al parecer, los chigüiros provenían de este ecosistema que actualmente ya no existe.
Desde la comunidad se lanzó un S.O.S y un llamado a las autoridades ambientales, así como también las de carácter administrativo, para que hagan un acompañamiento permanente a la fauna que subsiste en el área y de igual manera a la población de este sector.
Ya han sido varias las especies que se han logrado avistar y socorrer en la zona, entre esas hay hicoteas, babillas y otros animales.
Ciudadanos denunciaron un impacto y daño directo de un humedal. Dijeron que están extrayendo su agua con motobombas con la finalidad de secarlo y poder llevar a cabo un proyecto inmobiliario.
“El humedal lo están secando, con una motobomba. En vista de eso, los animales salen de su hábitat buscando un lugar donde vivir. Como civiles lo que hacemos es reubicarlos como se pueda, pero no siempre tenemos las herramientas ni las formas para hacerlo bien. Ni el conocimiento para el manejo de la fauna silvestre”, refirió uno de los denunciantes.
Estefanía Fernández, miembro de 'Guardianes Verdes', grupo de acción ciudadana, indicó que se han logrado identificar familias de chigüiros en lo que catalogan un humedal ubicado detrás del conjunto María Mulata, ubicado sobre la calle 118 con carrera 43, los cuales les ha tocado migrar por la reducción de este ecosistema.
“Es un hecho que hay humedales y que la vida que está ahí está teniendo que emigrar, están siendo separados. Hay una necesidad de reubicación o de detener la destrucción de ese ecosistema”, dijo a Zona Cero.
Pidió a las autoridades ambientales que se haga un estudio riguroso de las áreas identificadas como humedales y los posibles impactos del urbanismo a estos ecosistemas.
“Les pedimos a las autoridades ambientales que intervengan para que paren todas las constructoras del proyecto Alameda del Río y haga un estudio riguroso para conocer el impacto generado. Esto no sólo afecta a la fauna, el ecosistema seco tropical y todas las especies endémicas, sino también hay una incidencia de riesgo para nuestra comunidad y necesitamos entender en qué medida para poder entrar a negociar”, anotó.
Vacíos en la ley y desconocimiento del POMCA
Karina Castellanos, bióloga y decana de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Atlántico, aseguró que este es un tema bastante complejo y tiene muchas aristas por donde se debe abordar.
Indicó que estas situaciones de expansión urbanística acelerada e impacto en el ecosistema es el resultado de los múltiples vacíos existentes en la ley y de desconocer las jerarquías en las herramientas de ordenamiento territorial, entre ellas el POMCA (Plan de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas).
El POMCA, según definición del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, es un “instrumento a través del cual se realiza la planeación del uso coordinado del suelo, de las aguas, de la flora, la fauna y el manejo de la cuenca, en el que participa la población que habita en el territorio de la cuenca, conducente al buen uso y manejo de tales recursos”.

Castellanos manifestó que esta herramienta no podría permitir que otras de menor nivel, como los POT (Planes de Ordenamiento Territorial), entren en contravención con los sistemas, en puntos que son críticos y en donde todavía permanece mucha fauna que se convierte en trascendental.
“Nosotros somos la especie que transforma las coberturas vegetales y los sistemas en cemento (…) zonas como la franja de amortiguación en la periferia de la ciudad donde se construyen las circunvalares, estos conjuntos residenciales que según el POT están ubicados en la zona de expansión urbana. Asimismo, un ejemplo mucho más crítico es la urbanización que hoy se conoce como Ciudad de Mallorquín. Todo esto es el resultado de desconocer las jerarquías en las herramientas de ordenamiento territorial”, dijo.
Precisó que este urbanismo lleva a que las especies se presenten allí como vulnerables y ahora con mayor infraestructura, mayor cemento y más cobertura con áreas grises.
“Se convierte en un problema porque allí podemos encontrar especies que incluso están categorizadas como especies que son vulnerables, que están ya amenazadas porque van a desaparecer o porque sencillamente son más frecuentes de encontrar en los propios sistemas naturales”, contó.
La experta sostuvo que está faltando mucha más resolución a la hora de realizar los estudios que se requieren para poder llevar a cabo las obras y la expansión del urbanismo.
“Nos falta evolucionar en los sistemas constructivos, el famoso concepto de ‘Biodiverciudad’ implica que la ciudad sea cada vez más verde y garante de la biodiversidad, entonces requieren sistemas de construcción que permita la conectividad de zonas verdes dentro de la urbe y mantengan los llamados servicios ambientales que esos sistemas y la propia diversidad tributan a la calidad de vida”, subrayó.
Destacó la importancia de mantener un equilibro en los sistemas, así como la interacción de todos los organismos.
“Somos nosotros los que vamos invadiendo los espacios de otros organismos, y no solo animales, olvidamos a los árboles tan importantes y como cobertura para un suelo de calidad y mantener los microclimas. Todos los organismos se establecen e interactúan con su entorno en una dinámica que busca ser equilibrada, pero nosotros no cumplimos ese principio y de ahí los resultados. Ahora, y como casi siempre, hay que resolver en lugar de prevenir”, apuntó la bióloga.
Urbanización Vs. Conservación ambiental
Para Nelson Buitrago, geólogo y docente de la Universidad del Atlántico, lo que sucede en Alameda del Río es un claro ejemplo del conflicto entre urbanización y conservación ambiental.
Indicó que la planificación sostenible debería integrar estrategias como la protección de humedales urbanos, la creación de reservas naturales dentro de la ciudad y la implementación de infraestructuras verdes que permitan la conectividad ecológica.
Sostuvo que la presencia recurrente de los chigüiros sugiere que esta área formaba parte de su hábitat natural antes del desarrollo urbanístico.
“Los chigüiros son animales semiacuáticos que dependen de cuerpos de agua y vegetación densa para su supervivencia. Su aparición en zonas urbanizadas indica que la expansión de la ciudad está afectando directamente su hábitat, empujándolos a buscar refugio y alimento en espacios que antes les eran propios, pero que ahora están ocupados por infraestructura humana”, dijo.
Señaló que la reiterada presencia de fauna silvestre en estos entornos urbanos también señala la falta de áreas de amortiguación y corredores ecológicos que permitan la coexistencia entre el desarrollo humano y la fauna local.
“De haberse tomado en cuenta estas consideraciones, es probable que la zona hubiera sido declarada de conservación o que, al menos, se hubieran implementado medidas para mitigar los efectos de la urbanización en la biodiversidad”, puntualizó.
CRA inspeccionó la zona
La Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) realizó una visita de inspección en el sector de Alameda del Río, tras el avistamiento de dos especies de chigüiro en esta zona de Barranquilla.
Informó que, al momento de la visita, no se evidenció presencia de la especie que la comunidad manifestó haber visto y que difundió a través de un video en las redes sociales.
“Cabe resaltar que ya nos hemos pronunciado en anteriores ocasiones que el agua evidenciada en la zona no cumple con las condiciones de humedal”, refirió la autoridad ambiental.
Sostuvo, además, que se continuará con los operativos en la zona para “garantizar” que se esté protegiendo la fauna.
En cuanto a las solicitudes de trámites o permisos que se radican, la CRA precisó que "estos son evaluados teniendo en cuenta que los mismos garanticen la preservación del ambiente, revisando los componentes biótico y abiótico para el cumplimiento en el marco de las actividades del usuario".
En su momento, la CRA impuso medida preventiva de suspensión de actividades a la constructora Amarilo S.A.S., por tala de cobertura vegetal en Alameda del Río.